Entrevista a Juan Gallego Benot sobre Oración en el Huerto

Entrevista a Juan Gallego Benot sobre Oración en el huerto

 

Juan Gallego Benot

SALMACIS. Ofreces dos vertientes de tu poética en las citas: Pablo García Baena como referente homosexual, pero también los poetas renacentistas, ¿no?

JUAN GALLEGO BENOT. De la romántica inglesa, en realidad. Me llama la atención esa forma de entender el paisaje. Mis referentes fueron Wordsworth, Coleridge, Keats. Me enseñaron a convertir el paisaje en materia poética sin remilgos.

 

S. ¿Qué remilgos pueden surgir con respecto al paisaje?

J.G. Estos poemas estaban escritos para mi pareja, de modo íntimo, pero los poetas ingleses ven en el paisaje un motivo para poetizar el mundo. La realidad puede ser una materia para la poesía: no hace falta deber nada al mundo para escribir poesía. Me interesa mucho una metáfora pura en la que el referente se pierde. El grupo Cántico es un bálsamo, se topan con la política como algo connatural a la vida, pero sin forzar la forma del poema para hacer una denuncia directa.

 

S. ¿Aprecias la denuncia política ligada al intimismo?

J.G. García Baena entiende que la política es connatural, es inevitable, es algo que está ahí. No es un asunto la conciencia de clase, fluye con la propia escritura, como en Marsé. Mi acercamiento a la poesía fue íntimo, y luego pensé en hacer algo público. Rodrigo (García Marina) se había presentado a un premio. Mis poemas tomaron forma de libro después, cuando tuve conciencia de querer hacer un libro. Antes solo eran poemas en privado. Por eso, la reivindicación política no está como reivindicación, pero poner por escrito la existencia de alguien supone un acto político.

 

S. Tu libro tiene un léxico de elevación. ¿De dónde lo has tomado?

J.G. Casi todo el poemario tiene imaginería cristiana, pero también del Corán, de los nombres de Alá, que es el tema con el que comienza el Corán. Intento expandir y colapsar el lenguaje de nombrar al otro. Yo soy muy cursi, pero me sorprende que el amado tenga un nombre: me llamo Juan, hay miles de Juanes en el mundo, pero tú te enamoras de un Juan. ¿Cómo puedo nombrar a alguien concretando un poco más?

 

S. El fuego que abrasa, el hielo que hiere… Siempre se habla de un amor opresivo, y que cuando se acaba ganamos la libertad, cuando creo que es lo que menos oprime.

J.G. El amor no oprime, sino que a veces una vida difícil, un trabajo precario son lo que oprime, y eso se traslada a ese amor. La intimidad es enfrentarse con uno mismo y con el otro sin los vestidos del capitalismo cotidiano: exige mucha adaptación y la necesidad de cambiar cosas.

 

El amor no oprime, sino que a veces una vida difícil, un trabajo precario son lo que oprime, y eso se traslada a ese amor. La intimidad es enfrentarse con uno mismo y con el otro sin los vestidos del capitalismo cotidiano: exige mucha adaptación y la necesidad de cambiar cosas.

 

S. No es lo mismo desarrollar el amor en una habitación que en una cosa: hay que revindicar lo material.

J.G. Sí, aunque un amor buen amor ayuda a llevar muchas cosas malas.

 

S. En el poema VI unos amantes hablan: “Tú me dices del día, de los viajes a los sitios; yo te hablo de mis últimos descubrimientos / (hay una nueva forma de entender el mundo) / y de máquinas rotas / y de vez en cuando de política agraria / y tú me planteas modelos de descentralización regional y, te lo juro, amor…” Me parece curiosa está mención a la política agraria. Cuéntanos un poco.

J.G.La intimidad es también esos encuentros. Es el poema más autoficcional del libro. Trabajaba en la imprenta de la universidad con los libros, encuadernándolos. Mientras los libros se encolaban, pensé ¿Qué pasa si ahora paro la máquina y me voy imaginariamente a España a hablar con mi novio? Estaríamos en un jardín, los dos recostados hablando. Me interesaba mucho la política agraria europea por el Brexit, y a él le interesa hacer una España más federalista. Plantear estos debates forma parte de la intimidad del amor.

 

S. El poema XVIII comienza así: “Lo que no es de mi carne / que no vuelva a mi carne. / Lo que no viene de mi cuerpo / que no venga a mi cuerpo.”

J.G. Tiene que ver con los discursos sobre la gestación subrogada, que para mí no caben. Para mí, esa idea de posesión de la casa, los hijos… es contraria a mi idea de amor. En realidad, cuando seamos viejos, tendremos la luz y la posibilidad de recorrer el mundo. La poesía es eso: poder crear cosas y no poseerlas. ¡Qué maravilla sería convertirse en poeta anónimo, y perder el copyright! Lo mejor sería desprendernos del nombre en un sentido completo.


Entrevista por Fran Martínez Real

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